LA METAMORFOSIS DE BRADLEY WIGGINS

Hace cuatro años, cuando los Juegos de Pekín, el entonces flamante triple campeón olímpico y séxtuple campeón del mundo en persecución, Bradley Wiggins, pesaba 82 kilos, es decir, 11 más de los 71 actuales. Cuatro años después, el jefe del imponente Sky, es capaz de salvar a toda pastilla las rampas de hasta el 18% de la Planche de Belles Filles -la Plataforma de las chicas bonitas, adonde subían las mozas de los Vosgos para esconderse de los soldados suecos y, llegado el caso, suicidarse en los estanques de montaña- y dar una estocada a lo Armstrong al Tour de Francia. «Para bajar de peso he tenido que trabajar mucho y dejar el alcohol», ha dicho hoy el inglés nacido en Gante, donde su padre competía en los famosos Cuatro Días de pista de la ciudad belga. Pues habrá que creerle, por el bien de este deporte. Habrá que dar por natural la tremenda exhibición del Sky, rebautizado como ‘UK’ Postal, en los Vosgos, donde hasta cuatro gregarios de Wiggins sacaron los colores a muchos jefes de fila, con una subida salvaje: Boasson Hagen, Richi Porte, Michael Rogers -al que jamás vi destrozar así un pelotón subiendo- y el imponente Chris Froome, para mí potencial ganador del Tour.

Wiggins tiene un equipazo tremendo detrás, porque hay que sumar a Cavendish para el sprint. Cómo será la cosa que el campeón del Mundo fue utilizado el otro día para llevar agua a Bradley. La apuesta de Sky, el canal británico de televisión, es tremenda por el suyo, el hombre metamorfoseado de pistard a hombre Tour. Recuerdo el precedente de Francesco Moser, el italiano que ganó el Giro 84. Pero claro, al Moser del récord de la hora le quitaban puertos o se los afeitaban. Siempre había un túnel para salvar la montaña que estorbaba, en aquellos años oscuros que tanto jodieron a Lejarreta.

Wiggins, no. Wiggins se ha transformado. Puede subir muy bien a ritmo, a espalda de sus coequipiers y, a la par, dar una exhibición ‘contre la montre’ como la de hoy: tronco paralelo al cuadro, caderas que no se mueven por el infernal entrenamiento con los músculos de la espalda, concentración durante casi una hora para que la cabeza no mire al manillar de triatleta y siga al frente, penetrando el viento a cuchillo….una técnica perfecta, modelada la aerodinámica a buen seguro por técnicos de la NASA. Todo muy de laboratorio, en el buen sentido. Mal asunto para los amantes de la épica del Tour, alérgicos a las matemáticas, los pinganillos y la medición de los puertos en kilojulios a gastar -por no hablar ya no se habla ni de calorías-, y watios de potencia a desarrollar.

Hoy ha acabado la primera parte del Tour y Sky gana por goleada al descanso. Pero me voy a mojar, quizá más por deseo que por la lógica de lo que se ve: Wiggins va a caer. Hay muchos descensos que conducen a metas y es mal bajador. No puede tener estudiadas todas las curvas de Richemond -descenso del miércoles-,
del Mollard -previo al final del jueves en La Toussuire-, del Peyresourde -18 de julio-, de Balès…Y Nibali es el mejor bajador del Tour y el más valiente. Son dos minutos, nada menos y nada más. Y está Froome, el gran Froome, al que tuvo que ceder los galones en la pasada Vuelta, cuando se desplomó en la crono de Salamanca y pasó de máximo favorito a escolta en el podio de Cobo y el keniano de pasaporte inglés, un ganador del Tour en potencia.

Veremos qué pasa. Hoy martes, descanso; mañana, el terrorífico Grand Colombiére, una subida al cielo o…al Sky…

JAIME FRESNO. Tour de Francia 2012

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