Para este segundo capìtulo dedicado al rock radikal vasco que hacíamos sonar en Topete vale lo que dije cuando los SA: seguimos en temática pantanosa, así que vaya por delante que aquí se habla de música y creatividad en los mensajes, innovaciones y, esto seguro, DE DIVERSIÓN Y BAILE. Nada más. Si aún queda alguno que se arroga el derecho a juzgar, sentenciar y repartir carnets de buen ciudadano, si en la última limpia me dejé algún cable de SITEL, como dice cierta amiga, que sepa que poner a Kortatu era un ejercicio artístico y muy divertido, no un alegato político de nada, por mucho que Fermín Muguruza nunca ocultara sus empatías con la izquierda abertzale. Tomároslo como uno de los muchos ejemplos que pueblan la Historia del Arte y la Cultura, a menudo alimentada por cosas, digamos, no muy agradables. Que se lo digan a Goya, lo bien que le vinieron los fusilamientos de la Montaña de Príncipe Pío, o a los U-2 con el Domingo Sangriento…
Kortatu, pues…Llegaron a Topete con Ismael, que los llevaba escuchando, si no recuerdo mal, desde la edición en 1985 de «Kortatu», el magistral primer trabajo de la banda irundarra, que allí quedó en vinilo.
El grupo lo formaron los hermanos Fermín (guitarra y voz) e Iñigo Muguruza (bajo y coros), junto a Mattin (batería). Sucedió al poco de presenciar en Donosti un concierto de los grandísimos The Clash, clara influencia en la música de la banda, y que, por descontado, tendrán aquí su episodio.
Veo, y no lo sabía, que el nombre del grupo proviene de ‘Korta’, apodo de Manuel Mari Garmendia Zubiarrain, un ‘mugalari’ de ETA (militantes que se encargaban de ayudar a otras personas a cruzar la frontera franco-española) muerto a manos de la Guardia Civil. El apodo venía del caserío Kortatu, localizado en Legorreta, Guipúzcoa, donde se crió.
Pronto hubo un cambio en el grupo: Mattin dejó la batería y su puesto lo cubrió Treku Armendariz, hasta la disolución de la banda. Treku ya es el baterista cuando graban una primera maqueta con temas como «Mierda de Ciudad» (basada en «Drinking and Driving» de The Business), «El último ska» o «Hay algo aquí que va mal», esta última, adaptación de «Doesn’t make it alright», de The Specials, el otro gran grupo británico de ska junto a Madness, de los que ya hablamos aquí. La popularidad de Kortatu se dispara en los circuitos vascos cuando entraron en estudio a grabar el llamado «Disco de los cuatro» (1985), junto a Cicatriz, Jotakie y Kontuz-Hi!. Meten ya canciones ‘topeteras’ como «Nicaragua Sandinista», «Mierda de ciudad» y «El último ska de Manolo Rastamán». La primera supuso un gran éxito compositor para Fermín Muguruza, pues entró en la lista de «Las mejores 200 canciones del pop-rock español» de Rolling Stone, en el puesto 142.
Y llega el salto. En 1985, los Kortatu giran por todo el País Vasco y se ganan salir del reducto, tocando en Madrid y Barcelona. El 31 de mayo de ese año se sientan las bases de la que es su canción más sonada, «Sarri, sarri»: tocaron en la cárcel de Martutene con los Barricada y, meses más tarde, los presos etarras Joseba Sarrionandia e Iñaki Pikabea se fugan de esa misma prisión escondidos en un altavoz, tras un concierto de Imanol Larzábal. Barricada y Kortatu fueron sospechosos de preparar la fuga de los dos presos, y se les prohibió volver a tocar en ninguna prisión. Lógicamente, Fermín Muguruza saca punta y compone el «Sarri, Sarri», que celebra la huida de los dos presos con un ritmo ska tan divertido que tiró varias mesas, cubatas y minis en Topete. Del fondo de la letra, el 95% no teníamos ni pajolera idea, la verdad.
En ese intenso 1985, Kortatu graba en los estudios Tsunami de Donosti el mencionado primer LP, «Kortatu» (sello Soñua), en el que combinan el castellano con el euskera de «Sarri, Sarri» y la demoledora «Zu atrapatu arte»; he decidido escoger ambas para esta entrada.
Ese disco incluyó además una versión de The Clash, la afilada «Jimmy Jazz» («…puso 20 kilos de Goma 3, mandó a tomar por culo todo el cuartel, la pasma busca a Jimmy Jazz…») y la divertidísima «Don Vito y la Revuelta en el Frenopático». El sector joven abertzale acoge esas canciones como himnos y Kortatu llega a la altura de grupos como La Polla Records o Hertzainak, llegando a juntar miles de personas en cada concierto.
En adelante, los Kortatu se fueron de gira por países como Suiza, Alemania y Países Bajos, grabaron cosas como el maxi single «A la calle» o el LP «El Estado de las Cosas», ambos en 1986, y rompieron fronteras girando por toda España y haciendo nuevas incursiones a a Francia y, de nuevo, a Suiza y Alemania. En 1988 editaron su «Kolpez kolpe», esta vez cantado íntegramente en euskera. Es el principio del fin, pese a que aparece Kaki Arkarazo (guitarrista de M-ak) como productor y técnico capaz de evolucionar a mejor el sonido del grupo. Dicen que ya se estaban gestando con él los Negu Gorriak. No sé, pero el caso es que quedaba una gran bala en la recámara, reclutada también en vinilo para Topete: el doble directo «Azken guda dantza» (1988), considerado como uno de los mejores discos en directo del mundo por la revista Maximun Rock&Roll y, por supuesto, reclutado para el Topete, tanto en vinilo como en CD.
Una vez lanzado, los hermanos Fermín e Iñigo Muguruza formaron Negu Gorriak junto a Kaki Arkarazo, poniendo fin a la primera parte de la leyenda, de apenas cuatro años y unos 280 conciertos. Intenso, ¿verdad?
JAIME FRESNO. Febrero de 2013