Duelo en los límites de la mente

El noruego Magnus Carlsen, actual campeón mundial, y Wiswanathan Anand, en el Magistral de Wijk aan Zee

 

Cuando llego al salón de plenos del Ayuntamiento de Collado Mediano veo a un hombre de tez aceitunada, elegante, vestido de traje, en actitud tranquila y con mirada a veces perdida tras las gafas de montura fina. Saluda a una nube de gente esbozando una sonrisa diplomática y, a su lado, le copia el gesto una mujer de belleza oriental, con lunar en la frente y vestido indio hasta los pies: ella es Aruna, y él Viswanathan Anand, el nuevo campeón de uno de los dos mundiales de ajedrez que se organizan en la época, tras la secesión liderada por Gary Kaspárov.

 

Siento vértigo. Cuando Vishy y Aruna se casaron, se colapsó Nueva Delhi con cientos de miles de personas en las calles, si no millones, para verles desfilar en una carroza rodeada de elefantes. Se produjo un impacto mediático incluso superior al de cualquier estrella de otro deporte: mil millones de indios ya le tenían como un ídolo en aquel año 1996, y yo seguía su carrera rumbo a la cima mundial a través de las crónicas de Leontxo García en El País, que hablaban del único ajedrecista capaz de hacer frente con mínimas garantías a la voracidad del genio Kaspárov, una vez relegado a un segundo plano el brillante Anatoly Kárpov. El genial periodista y comunicador se refería a él como el ‘Rápido de Madrás’, la legendaria ciudad india donde se crió y donde aprendió los entresijos del juego, en la necesidad de no ceder ni una sola derrota para no ser relegado a la larga cola de los perdedores, pues en aquel lugar sólo había un tablero, y además se jugaba a ritmo ultrarrápido para aligerar esperas. Nadie calculaba a la velocidad del joven Anand. Todo eso me pasa por la mente cuando le veo, tan normal, departiendo con el entonces alcalde collaíno, Juan Carlos Bustos, el último que queda en Madrid del decadente CDS.

 

El pleno extraordinario de aquel 10 de enero de 2001 acuerda por unanimidad nombrar Hijo Adoptivo a su ilustre vecino. Artesanos del pueblo entregan a Anand una obra de arte: un tablero labrado en madera noble con piezas talladas en plata, mientras me cuentan que el campeón mundial ha sido nombrado por el diario The Hindu mejor deportista indio del milenio. Crece el vértigo. Y recuerdo una frase de su analista y vecino, el gran maestro georgiano, Elizbar Ubilava: “es quizá el mejor defensor que existe. Para derrotarle en el Mundial, Kaspárov tuvo que improvisar la mayor novedad teórica de su carrera”.

 

Anand es vecino de Collado Mediano desde 1995. Un año antes, jugando el Torneo de Linares, entonces el más fuerte del mundo, denominado el Wimbledon del Ajedrez, Anand descubrió la Sierra de Guadarrama por boca de Mauricio Perea, un aficionado que le habló de las bondades de Collado Mediano y le invitó a descubrirlas un fin de semana. Fue cuando el indio ya tenía en mente trasladar su residencia a España, la meca de los torneos, con más de cien anuales. Necesitaba estar en Europa para seguir su progresión. Desde entonces ésta ha descrito una trayectoria que sitúa a Anand, sin duda, entre los mejores ajedrecistas de la historia, y uno de los tres campeones del mundo no europeos, junto a, nada menos, que el cubano José Raúl Capablanca y el norteamericano Bobby Fischer.

 

Apenas recuerdo sus palabras de agradecimiento a los promotores del homenaje, y muy poco de las valoraciones que logré extraerle, ya en charla exclusiva, en un restaurante de Becerril de la Sierra, desde donde entramos en directo en COPE de la Sierra. Acababa de derrotar al ruso nacionalizado español, Alexeí Shírov en la final del Mundial de la PCA, la asociación creada por Gary Kaspárov al margen de la Federación Internacional (FIDE). De ahí a nuestros días, Anand ha ganado cuatro veces el Mundial unificado, dos veces al ruso Vladimir Kramnik, otro grande de la historia, y una al búlgaro Veselin Topálov. Ambos, ex campeones del mundo. Dicen los expertos que su título más reciente, ante el israelí Boris Gélfand, supuso una regresión para el ajedrez, por la baja calidad en el juego de un match resuelto en el tie-break de las partidas rápidas, tras una oscura serie de ajedrez lento que sólo registró una victoria por bando y una sucesión de insulsas tablas. Las críticas a ese duelo, más la caída de Anand en el ránking hasta el octavo puesto mundial, sitúan al Hijo Adoptivo de Collado Mediano en teórica inferioridad ante el huracán Magnus Carlsen, retador del campeón tras imponerse a Kramnik en la final del Torneo de Candidatos de Londres, joven Mozart del ajedrez, noruego de sólo 22 años que bate todos los récords, y que hasta ahora había evitado optar al título por no considerar necesario, dicen, demostrar que es el mejor en un Mundial cuando encabeza la lista ELO con la mejor puntuación de todos los tiempos.

 

He ahí lo apasionante del duelo al mejor de doce partidas que este sábado, 9 de noviembre de 2013, comienza en Chennai, la antigua Madrás, donde se crió Anand curtiendo la leyenda del Rápido, y donde los organizadores indios se han volcado hasta reunir una bolsa de 2,55 millones de dólares, 100.000 para Carlsen antes de empezar, y 60% del monto restante para el ganador. También, hasta el punto de implementar todos lo avances tecnológicos al alcance para que millones de personas sigan el duelo a través de, por ejemplo, smartphones y tablets con alertas en cada movimiento, dotados de analistas de prestigio mundial y cuanta información sea necesaria para seguir al detalle el que para muchos es el match más apasionante desde el último Kárpov – Kaspárov, en 1990 en Lyon, o, entrando en las connotaciones geopolíticas, el más atractivo desde el Fischer – Spassky de 1972, al enfrentar a un asiático con un europeo, representantes de dos bloques muy distintos.

 

«Anand deberá «limpiar» las partidas desde los primeros movimientos, porque a la mínima que encuentre posiciones equilibradas en las que pueda seguir jugando, Carlsen lo va a destrozar; sin piedad, además». La frase es de Iván Salgado, gallego, nuevo campeón de España y gran sensación nacional. Sirve para resumir lo que dicen una amplia mayoría de previas periodísticas y de ajedrecistas expertos, que ven un claro ganador en Carlsen, el número uno del mundo desde 2010, el chico que ha llevado el récord de puntuación histórico hasta los 2.872 puntos ELO, 21 más de los obtenidos por Kaspárov, de quien, por cierto, se rumorea que está en el equipo de analistas del noruego desde 2009. En cierto modo, la esperanza de expansión del ajedrez, ahora que maneja noticias esperanzadoras y firmes de que el juego puede ser asignatura en las aulas de toda Europa, como sucede en varios países avanzados, cae sobre las espaldas de Carlsen, que representa la juventud y la reapertura del deporte-ciencia al marketing, no en vano el noruego está patrocinado por Microsoft.

 

La victoria del joven Mozart del ajedrez lidera las casas de apuestas y pocos se plantean la posibilidad de que Anand pueda frenarle, visto el último precedente, cuando Carlsen destrozó al indio en apenas 30 movimientos. Pero esto, señores, es un Mundial. Y ya han pasado los tiempos en que un tal Bobby Fischer llegaba a Islandia a jugar uno sin más ayuda que un manojo de libros. Ahora también juegan los equipos de analistas y las computadoras, capaces de procesar 200 millones de jugadas en un segundo, de espiar cada detalle del rival, por mínimo que parezca.

 

Anand y Carlsen se conocen al milímetro, no en vano el noruego perteneció al grupo de analistas del indio y ambos han disputado 62 partidas oficiales, con saldo favorable a Anand (15-11, más 36 tablas). Pero muchas de sus victorias se produjeron ante un Carlsen casi niño, en pleno proceso de adaptación a la élite.

 

¿Qué pasará a partir del sábado? Conviene ser más cautos de lo que dicen las crónicas previas. Hay un pentacampeón mundial de 43 años, experto en match cara a cara, capaz de ganar cinco veces en Wijk aan Zee, el mejor torneo del planeta, que lleva meses preparando la cita en su cuartel general entre ordenadores;  y hay un súper jugador que parece decidido a derribar todos los registros, que probablemente esté asesorado en la sombra por el mismísimo Gary Kaspárov, con fama de hipnotizar a los rivales y de convertir cualquier situación de equilibrio en ventaja decisiva. Pero también hay un muchacho de 22 años que tiene su talón de Aquiles en las situaciones de máxima presión. A ella tratará de llevarle Anand, el hombre tranquilo, en un duelo programado hasta el 28 de noviembre que explorará los límites de la mente humana, a través del juego que tiene tantas variantes como estrellas hay en el Universo. Un Universo que, no lo olviden, se observa nítido en las noches serranas de Collado Mediano.

 

JAIME FRESNO

8 de Noviembre de 2013

Previo del Mundial de Ajedrez de Chennai, India

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