ARCONADA

 

 

La noticia de la elección de Luis Miguel Arconada como Premio Marca Leyenda, ese galardón que poseen gente como Michael Jordan o Severiano Ballesteros, me ha pillado de sopetón. Una vez asimilada y digerida, digo que es una gran alegría para mí y un justo premio a alguien a quien, no sé si deliberadamente, han ido sacando progresivamente del Olimpo del fútbol español, quizá porque decidió no prodigarse demasiado en los medios. Desde que se retiró en 1989, 19 años después de su debut con la Real Sociedad, su equipo, el que nunca abandonó desde que llegara a él procedente de la cantera del Lengokoak, poco hemos ido sabiendo de él, salvo su implicación en la directiva de la Real. Ese ninguneo ha propiciado que las nuevas generaciones, los nacidos del 80 en adelante, lo valoren en función del error fatal ante Francia en la final de la Eurocopa de 1984, obviando las virtudes que, objetivamente, lo sitúan en el póker de ases de las porterías españolas junto a los inevitables Zamora, Iríbar y Casillas.

Yo no puedo ser objetivo con él, porque Arconada no sólo fue mi idolo absoluto desde que comencé a ver fútbol en 1980, sino que hoy para mí es el icono del fútbol romántico, el líder de esa Real Sociedad que durante tres temporadas tuvo la mejor defensa de Europa, que ganó dos Ligas con jugadores de la casa, y rozó la Copa de Europa de 1983, la del polémico gol del Hamburgo en fuera de juego, cuando la Real se veía ya en la final de Atenas ante la Juventus. Y también líder de esa selección española que, fracaso del Mundial 82 al margen, rozó la Eurocopa de Francia yendo de menos más, con goles de Santillana y Maceda, y con el ramillete de paradas más variopinto e inverosímil que he visto a un portero en una fase final: ante Portugal, Alemania y Dinamarca. La parada de la foto de mi biografía, ante Preben Elkjaer Larsen, el compañero de Michael Laudrup en el ataque de esa ‘Dinamita Roja’ que maravilló al mundo, antes de caer con estruendo a pies de Butragueño, es un ejemplo de aquella maravillosa actuación global, empañada para siempre por el fatal desliz de un balón que ya estaba blocado bajo la lluvia del Parque de los Príncipes.

Muy al principio de su carrera, en mi candidez infantil, siempre preguntaba a mi padre una sola cosa cada vez que había partido en la tele: «¿Juega Arconada?» Yo veía que había fútbol, pero no era consciente de si jugaba la Real o la selección. Al poco, la Real ganó su primera Liga con el agónico gol de Zamora en el descuento de El Molinón, e irrumpió con fuerza con el 11 a la espalda un chavalín imberbe de ojos azules nacido circunstancialmente en Fez, Marruecos, que hizo suya la banda izquierda de Atocha: Roberto López Ufarte. Todo encajaba bajo la batuta de Alberto Ormaechea: el líder de la portería, el desparpajo en el extremo, la calidad en el medio con Zamora, la seguridad que transmitían los bigotes ochenteros de Satrústegui e Idígoras…. Era el equipo perfecto. De 38 ó 40 que éramos en clase, más de 20 éramos de la Real Sociedad. Todavía con casi todo en estado puro, sin dinero de las televisiones, sin márketing, el Madrid era el cuarto o quinto equipo en el ideario, y el Barça apenas era la sucursal a la que tuvo que emigrar el malogrado Javier Urruticoechea, otro fantástico portero donostiarra…Se decía que los dos, Arconada y Urruti, más otros porteros de la zona como Esnaola o Artola, tenían un secreto que les daba un plus de calidad: la arena de la playa de la Concha.

La tradición es de décadas: cada vez que hay bajamar, a última hora de la tarde, la playa queda llana, se marcan las rayas con los pies, y se juega al fútbol. Lo han venido haciendo las categorías inferiores de la Real y otros equipos de Donosti, y yo ya pude verlo en el primero de mis veranos en la Bella Easo, allá por 1981. En el caso de los porteros, se decía que la amortiguación de la arena les hacía perder el miedo a tirarse, a hacerse daño tras una palomita o una salida a pies del delantero… No estoy seguro, pero creo que el propio Arconada lo comentó en una entrevista. El caso es que eso acabó en leyenda, real, o real a medias…

Una vez diluída la Real campeona, Arconada ejerció de nexo entre la generación de oro y la de plata, aquella de los Bakero, Beguiristáin y López Rekarte, el trío que, al poco, se llevó el Barcelona -ese club de cantera- de una tacada, tras padecer varios repasos de impresión en el viejo Atocha. Yo vi aquel equipo arrollar en el Bernabéu, en el inolvidable 0-4 copero al Madrid de la Quinta y Hugo Sánchez, con cuatro goles en la segunda parte obra de Górriz, Bakero (2) y Txiki Beguiristain. Y no, no había suplentes en el Madrid; jugaron éstos:
Buyo, Chendo, Tendillo, Sanchís, Camacho, Michel, Jankovic, (Santillana 62´), Martín Vázquez (Paco Llorente 45´), Gordillo, Butragueño y Hugo Sánchez.

Desde nuestras entradas baratillas del Fondo Norte, yo oía a algunos socios del Madrid murmurar: «¡Cómo sale, siempre con la rodilla por delante en el salto para que no lo achuche el delantero!; ¡Qué elegancia, merece la pena venir sólo por ver a este portero!»… Y frases así.

Al embrujo de Arconada se sumó el tremendo despliege al contragolpe de la Real en la segunda parte. Por eso nadie me dijo nada cuando, por fin, me atreví a saltar del asiento para celebrar el cuarto de Beguiristáin, en plena sinfonía de la Real de Toshack, y con el estadio silbando a los suyos según la ocasión. Cuando Enríquez Negreira pitó el final, todos los que quedaban en Chamartín aplaudieron a aquella Real, capaz de aplastar al líder incontestable de la Liga. Y yo me fui con la mayor satisfacción que he sentido en un campo de fútbol, no sin echar un vistazo al lento caminar de Arconada hacia la bocana de vestuarios…El mito en ganador, con las medias blancas embarradas, consolando a Butragueño…

Imágenes para sonrisas traviesas, camino de Nuevos Ministerios…

 

 

29 de septiembre de 2012

Marca galardona a Luis Miguel Arconada con el MARCA LEYENDA

2 comentarios

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  1. El Marca Leyenda es un trofeo absolutamente devaluado. No digo con ello que Arconada no entre en la categoría de máxima figura histórica del deporte español, donde pertenece por derecho propio. Pero el Marca Leyenda lo tienen tipos como Kaká, Luca di Montezemolo, Torres… Hubo un tiempo reciente en el que faltó regalarlo con las bolsas de patatas fritas.

    1. Sí. Se ha pasado de Michael Jordan y Eddy Merckx a los que tú dices..Cierto. Sólo lo he utilizado de excusa para escribir de Arconada…

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